Ciudades y Patrimonio

Río de Janeiro se disfruta a pie y sin prisas. Empezando por los iconos, como el Cristo Redentor; y continuando en Santa Teresa, donde la ciudad se vive entre casonas con azulejos, tranvías y ateliers de artistas. El Jardín Botánico muestra cómo la naturaleza abraza la urbe, y en los miradores menos concurridos el atardecer es un espectáculo íntimo. Paseamos por Ipanema y Lapa para sentir el pulso carioca, con paradas en bares clásicos y terrazas con vistas. Déjate acompañar por nuestros guías para descubrir la ciudad sin colas ni carreras. Conocerás Río como solo lo hacen los locales.

Salvador de Bahía late en el Pelourinho, donde iglesias barrocas cuentan historias de oro, fe y mestizaje. Acompañados por un guía que vive su ciudad, entendemos la capoeira, probamos moqueca y recorremos talleres de artesanos. En Paraty, el tiempo se desacelera entre calles empedradas, fachadas blancas y patios silenciosos. Navegamos por su bahía para descubrir calas tranquilas y, en tierra, visitamos ateliers, destilerías de cachaça y pequeñas galerías. Pousadas con encanto completan la experiencia: luz cálida, desayunos cuidados y noches de conversación.

En Minas Gerais, Ouro Preto y Tiradentes guardan la memoria del ciclo del oro. Recorremos iglesias cubiertas de talla dorada, pequeños museos y plazas donde la vida transcurre despacio. Combinamos patrimonio con cocina minera: recetas caseras, pan de queso y cafés de origen en casonas del siglo XVIII. Cerca de Belo Horizonte, Inhotim sorprende: un jardín botánico monumental que es a la vez museo al aire libre, con pabellones de arte contemporáneo entre lagos y palmeras. Es una jornada para mirar, sentir y dejarse inspirar.

Brasilia enamora a quien aprecia la arquitectura. Con Niemeyer y Lúcio Costa como guías invisibles, entendemos las curvas blancas, el plan urbano y la vida junto al Lago Paranoá. En Recife, puentes, arte urbano y buenos museos conviven con una escena gastronómica en auge. Muy cerca, Olinda ofrece miradores sobre el mar, casitas de colores y monasterios centenarios. Ajustamos el ritmo para que todo encaje: entradas reservadas, traslados sin estrés y tiempo libre bien medido. Así cada ciudad brilla con su personalidad, sin renunciar al confort.