Fiesta y Carnavales

¡Bienvenidos al Sambódromo! Cada año desfilan las escuelas de samba con sus bailarines, baterías y carrozas gigantes en esta colorida competición. ¿Quieres vivirlo en una frisa a pie de pista o en un camarote con servicio premium? Nosotros nos encargamos de organizarte la experiencia, explicarte el funcionamiento y, si te hace ilusión, hasta podrás desfilar en un grupo invitado. Fuera del Sambódromo, la ciudad late a otro ritmo: Lapa y Santa Teresa suenan a rodas de samba, los blocos ocupan plazas y avenidas, el metro va lleno de purpurina y hasta los kioscos de playa se convierten en pequeñas pistas de baile. Río se vuelve más nocturna, más musical y más cariñosa; todo el mundo saluda, canta y comparte el estribillo del año.

En Salvador el carnaval sucede en la calle, siguiendo a los trios elétricos junto al mar. Hay dos maneras de vivirlo: desde un camarote, con terrazas y buena visibilidad, o formando parte de un bloco, caminando detrás del camión entre bailes y sonrisas. Los circuitos cambian el ambiente: Barra-Ondina es más playero, Campo Grande más tradicional. De día, Salvador muestra otra cara: el Pelourinho se llena de tambores, colores en las fachadas y niños jugando capoeira en las plazas. Los ritmos afro resuenan entre iglesias barrocas y balcones coloniales, mientras el aroma de la moqueca se escapa de las cocinas.

En plena Amazonia, cada junio se celebra el Festival Folclórico de Parintins. Durante tres noches, dos equipos rivales —los bueyes Garantido (rojo) y Caprichoso (azul)— se enfrentan en el Bumbódromo, un estadio circular donde presentan leyendas amazónicas a través de música, danza, cantos y carrozas gigantescas. No es un carnaval al uso, sino un espectáculo folclórico competitivo: cada grupo prepara coreografías, alegorías y personajes inspirados en la selva, los mitos indígenas y las tradiciones locales. La ciudad entera se divide entre rojo y azul, las casas se decoran con los colores y todo gira en torno a la pasión por su buey. Más allá de Parintins, junio también ofrece las Festas Juninas en el Nordeste: plazas iluminadas con farolillos, forró en vivo, fogatas y dulces típicos de maíz que muestran otro Brasil, familiar y cercano, orgulloso de sus costumbres.

La Nochevieja en Brasil tiene rituales propios. En Copacabana, la gente viste de blanco, ofrece flores a Iemanjá y salta siete olas pidiendo deseos mientras los fuegos iluminan la bahía. También hay versiones más tranquilas o íntimas: un brindis en una playa pequeña de la Costa Verde, una cena bajo luces cálidas en Trancoso, o un cielo de estrellas en Noronha. Es una noche mágica, donde la energía de la celebración se mezcla con la esperanza del nuevo año. Sea cual sea el lugar elegido, el comienzo de enero en Brasil se siente luminoso, lleno de alegría compartida y con la promesa de un año que empieza con el pie derecho.